¿A cuántos de ustedes su familia los motivó a abrir su propio negocio? ¿Quién se sintió verdaderamente apoyado cuando decidió trabajar por cuenta propia?
La realidad es, que no sé si se deba a un asunto cultural, pero muchas veces solemos abandonar la idea de establecer nuestro propio negocio cuando recibimos críticas u opiniones adversas. Por más liderazgo que demostremos, por más capacitados que nos presentemos en el mundo laboral, siempre nos enseñan a estudiar y prepararnos para servirle a un jefe. Nos programan para trabajar 40 horas o más semanales, entrar el dedo en el ponchador y, si tenemos suerte, cobrar la nómina completa y obtener beneficios marginales.
Sin embargo, los tiempos cambian. Las crisis nos preparan para enfrentar nuevos retos y nos ayudan a cambiar de perspectiva. Luego de pasar unos meses encerrados en casa y vernos atados de manos con los nenes fuera de la escuela, nos cuestionamos si hay otras formas de hacer las cosas. Ahora trabajar desde casa o por cuenta propia parece ser una buena opción.
De momento, aprendimos a cocinar unos platos estupendos y, por qué no, decidimos vender nuestra receta. Nuestras amistades comenzaron a ofrecernos unos bizcochos, unas galletas, unos brownies, unos postres deliciosos. Otros le sacaron el polvo a sus máquinas de coser y optaron por vendernos mascarillas en tela con sus bandas, en conjunto, para el cabello. Sin contar con quienes decidieron mercadear productos para uso personal, ya sea de salud o belleza.
La crisis no pareció detener las ventas. Al contrario, provocó que las personas se reinventaran y sacaran a la luz nuevas ideas de negocio. ¡Y qué maravilla! Comenzamos a pensar en nosotros mismos y cómo podíamos salir adelante en medio de la pandemia desde nuestras propias casas.
Trabajar desde casa ofrece un gran número de ventajas. Ahora bien, cada uno de los beneficios trae consigo mayores responsabilidades para que seas productivo y puedas sacar a flote tu negocio. Conoce algunas de las virtudes de ser tu propio jefe y planifica tu tiempo para cumplir tus objetivos:
- Toma tus propias decisiones – Depende profesionalmente de ti mismo sin tener que responderle a un jefe. Aprecia tu creatividad y comparte tus ideas con tus clientes. Aún así, recuerda entregar el trabajo a tiempo, cumplir con los plazos establecidos, aceptar las críticas constructivas y hacer revisiones.
- Genera más ingresos – Quizás lleve un tiempo, pero lograrás obtener mayores ganancias en la medida en que trabajes duro, adquieras nuevas habilidades y mejores tus servicios. No hay garantías de un sueldo fijo, asumes riesgos, por lo que debes buscar establecer proyectos a largo plazo.
- Trabaja con horarios flexibles – Realiza el trabajo en los horarios en que eres más productivo, pero asume el compromiso que eso conlleva. Posiblemente te toque trabajar más tiempo. Ahora debes atender a los clientes, enviar facturas, manejar los gastos y realizar tareas que antes no hacías.
- Aumenta tu productividad – Obtén un mayor rendimiento, reduce el estrés y gana confianza. Aunque ahora puedas trabajar a tu ritmo, recuerda evitar distracciones y concentrarte para cumplir con tu agenda de trabajo.
- Pasa más tiempo con tu familia – Distribuye tu tiempo de manera que puedas compartir tiempo de calidad con tus hijos y tu pareja. Aunque a veces parezca que no puedas desconectarte del trabajo y tengas que trabajar largas horas, saca un espacio para disfrutar otro tipo de actividades.
- Establece alianzas con otras empresas locales – Siempre necesitarás productos o servicios para elaborar lo que vendes, mejorar tus servicios o bien, promocionarlos. En una era digital en la que se vende y compra a través del internet, un buen plan de publicidad y mercadeo se hace imprescindible. Contar con recursos que hayan partido de cero, contando con sus conocimientos y experiencias, igual que tú, te será de gran beneficio para hacer crecer tu negocio.
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